Para asegurar el objetivo de las evaluaciones que realiza el Centro, su metodología establece que, entre otras acciones, se debe verificar la calidad de las pruebas en operación así como de los nuevos instrumentos, por medio de un proceso de piloteo y verificación empírica. Con éste se analiza el funcionamiento tanto de un instrumento de evaluación como de los reactivos que lo integran a partir de datos psicométricos. El piloteo y la verificación empírica son fundamentales para la elaboración de un nuevo instrumento, debido a que no se cuenta con información de las preguntas o la prueba. A partir del piloteo se llevan a cabo análisis de los que se obtienen datos estadísticos que indican la calidad de la información que brinda cada nuevo reactivo. Estos datos permiten tomar decisiones informadas sobre si deben o no aparecer en una versión final de la prueba para una evaluación.
Para conformar un nuevo examen se debe probar una gran cantidad de preguntas. El piloteo ideal para obtener información en un sólo momento es el experimental o de campo. En este tipo de piloteo se presentan algunos reactivos a un grupo de personas con características similares a las de quienes serán examinados por medio del examen en cuestión, pero no en las mismas condiciones del proceso de evaluación. Cuando se emplea este método existen muchos desafíos. Por ejemplo, a menos que los sustentantes reciban algún tipo de recompensa, puede ser difícil motivarlos para que se desempeñen de la misma forma en que lo harían durante la aplicación de la prueba real. También puede ser complicado encontrar un grupo que refleje con precisión a la población examinada en aspectos demográficos, de experiencia y capacidad..
