El Ceneval fue creado con el propósito de desarrollar instrumentos de evaluación que apoyen a instituciones educativas, colegios de profesionistas, organismos, gobiernos estatales y diversas dependencias del gobierno federal en la toma de decisiones, sustentadas en la información generada mediante la aplicación de exámenes objetivos. A 28 años de su fundación es pertinente hacer un recuento y ponderar los retos, las vicisitudes y los logros que lo han convertido en una de las instituciones de evaluación más importantes de América Latina.
La evaluación estandarizada en nuestro país tiene un largo historial; baste mencionar que desde 1925 la SEP disponía de un departamento encargado de formar escalas para la evaluación de los alumnos de entre 6 y 15 años, o que en 1963 la UNAM estableció un triple criterio de ingreso al bachillerato y la licenciatura: el promedio de calificaciones del ciclo anterior, los resultados de una prueba vocacional y un examen psicométrico.
En los primeros años de la década de los noventa, buena parte de las instituciones de educación media superior y superior realizaba procesos de admisión que incluían exámenes estandarizados, los cuales con toda certeza cumplían con su función, pero cuyos resultados no era posible comparar.
Justamente, los primeros instrumentos que diseñó el Centro fueron los de ingreso (EXANI), que ofrecen a los estudiantes y las instituciones educativas un mecanismo válido, transparente y justo para acceder a estudios de tipo medio superior y superior. Algunos instrumentos de egreso (EGEL) también vieron la luz en 1994, y permitieron conocer si los recién egresados contaban con los requisitos mínimos para desempeñarse con éxito en su profesión y si las diferentes instituciones educativas brindaban una formación de calidad a sus estudiantes.
Desde el primer año de operación del Ceneval, se hizo patente la utilidad de instrumentos de evaluación estandarizados de cobertura nacional, que sirvieran como herramienta para diseñar políticas públicas acordes a las necesidades de los estudiantes. Sin estos exámenes hubiera sido imposible conocer los contrastes en las distintas regiones del país y establecer programas de mejora para atender las diferencias.
En 2001, el Ceneval se convirtió en la primera institución en hacer realidad la certificación de conocimientos y así dar respuesta a la demanda de un sector de la población que no contaba con los mecanismos para validar sus conocimientos y obtener un certificado de bachillerato o un título profesional. Hasta hoy, casi un millón de personas han optado por este procedimiento para acreditar el bachillerato y poco más de 145 000 han sido evaluadas para obtener un título universitario en alguna de las carreras que actualmente certifica.
Hoy, el Centro cuenta con una nueva generación de exámenes que brindan información precisa y confiable sobre los conocimientos adquiridos, y evalúan las habilidades transversales de lenguaje y comunicación, y las habilidades socioemocionales para ayudar a las instituciones a personalizar y adaptar su servicio educativo a las características y necesidades de sus estudiantes.
Más de 43 millones de personas han aplicado alguno de los instrumentos de evaluación elaborados por el Centro. El cúmulo de datos obtenidos como resultado de la aplicación de estos exámenes constituye un insumo que ninguna otra institución del país posee y que está al servicio de los centros educativos, los investigadores y las personas interesadas en conocer más acerca del segmento más promisorio de la población mexicana: las nuevas generaciones. En el Ceneval sabemos que las buenas decisiones abren nuevos caminos.